Las prácticas tradicionales de beneficencia y caridad se desmoronan en la modernidad
Considero que la presente obra cuenta con un guión inmejorable sobre las relaciones de dependencia en el marco de la beneficencia cristiana. En el personaje de Próspero II, Ernesto Alterio encarna la virtud de sacar partido a una situación de la que considera víctima a su padre, bautizado con el paradójico nombre de Próspero I. Aprovechándose del marco de la caridad de los grupos burgueses, emplea una situación creada para su beneficio propio; sin embargo, él parte de la crítica de aquella situación y engendra a la vez su propia destrucción. Obra con magnífico guión, de resultado impresionante gracias al personaje creado por Alterio (ya hizo a otro grande en “Días de fútbol” con el exconvicto de quien en mi opinión nació el Urtain de Animalario encarnado de forma grandiosa por Roberto Álamo). Próspero da vida a un círculo de actores que giran en torno a las caprichosas decisiones de quien va a romper un marco de paz familiar conservadora. Alterio va elevando la obra cada vez que toca a un personaje y, como un mago con su varita mágica, irá cambiando irremediablemente su presente. Así transforma un marco clásico en una situación surrealista. Jose Manuel Seda entona, en el papel de señorito, un difícil diálogo -muy creíble- con el que consigue equilibrar los excesos de aquel. Gracias al personaje que todo lo descabala logran crear, dentro de un marco teatral que está en la línea tradicional, un formato muy moderno. Ese contraste y la ruptura que genera resultan en mi opinión absolutamente rompedores.
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Este mes en el CDN, Teatro María Guerrero, va a Valladolid en noviembre, y después sigue la gira por España…
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Maria Zozaya (2012, 27 julio). Las prácticas tradicionales de beneficencia y caridad se desmoronan en la modernidad. Teartres. Recuperado 28 de marzo de 2024, de https://teartres.hypotheses.org/10